EL ESCENARIO

Los clientes nos vienen de muchos sitios, pero nunca nos habían venido de Alemania. Cuando sonó el teléfono en el estudio, un número extranjero “no cojas será Spam”, pero al ver que insistían respondimos a la llamada, y ahí estaban nuestros clientes. No, no eran alemanes, pero si habían estado trabajando en el país germano durante años. Ahora, de vuelta en San Sebastián habían comprado su primera vivienda en el barrio de Amara. Un piso grande, con 4 habitaciones, pero muy compartimentado y oscuro que querían convertir en una vivienda de estilo nórdico.

EL ENCARGO

En su cabeza, un planteamiento, muchas ideas y unas necesidades claras. Pero esa propuesta no encajaba bien con la morfología de la vivienda. Esto nos pasa muchas veces y es cuando empieza a trabajar nuestro engranaje de interioristas. Ordenador en mano, y dos pautas claras, intentar mantener lo máximo posible la distribución actual y conseguir una estancia única de salón cocina comedor que cubra nuestras exigencias. Como en otras ocasiones, para conseguirlo había que cambiar la ubicación de la cocina, de esta forma conseguíamos cuadrar la estancia y utilizarla de eje central de la vivienda. Mantener tres de los dormitorios era posible, mejorando el dormitorio principal incorporando un baño en suite. Ampliamos este baño utilizando un espacio desaprovechado de lo que antes era un pasillo, logrando una ducha muy confortable. Por último, dispusimos el estudio donde se situaba la cocina, con espacio para las visitas y una zona muy nórdica a la entrada, para descalzarse y ponerse cómodo al llegar a casa.

EL PROYECTO

Habíamos conseguido espacios amplios y cómodos, pero si la distribución de una vivienda es importante, los acabados son lo que la hacen diferente. Para esto, nuestros clientes nos lo pusieron muy fácil, tan alegres, atrevidos y decididos. Valoramos todo tipo de materiales, colores y revestimientos poniendo el acento en azulejos, baldosas y textiles. Madera en el suelo, cabecero y mueble de baño dan el toque de sobriedad y calidez, además del ambiente nórdico que estábamos buscando. La cocina como centro de la vivienda, una zona de desayunos y una gran isla para compartir momentos. La vestimos en blanco, con encimera de madera y un Silestone en color cálido.

En esta vivienda, que se abre al barrio de Amara, llena de recuerdos, viajes y estancias, nuestros clientes han encontrado un sitio para quedarse.